Disfunción eréctil: causas, tratamientos y consejos útiles

¿Te ha pasado que la respuesta no llega cuando esperas? No eres el único. La disfunción eréctil (DE) afecta a muchos hombres y a menudo se interpreta como algo tabú. Aquí te explicamos de forma directa qué la desencadena, qué puedes hacer y cuándo buscar ayuda profesional.

¿Qué causa la disfunción eréctil?

Las causas de la DE son muy variadas. A nivel físico, problemas de circulación, diabetes, hipertensión o efectos secundarios de medicamentos pueden interferir con el flujo sanguíneo del pene. El tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol también reducen la capacidad vasodilatadora. En el plano psicológico, el estrés, la ansiedad de rendimiento o conflictos de pareja son gatillos comunes. A veces, la combinación de ambos factores es la culpable.

Otro punto a considerar son los cambios hormonales. Niveles bajos de testosterona pueden disminuir la libido y dificultar la erección. Si sospechas que es un tema hormonal, una simple analítica puede dar respuestas.

Opciones de tratamiento y qué funciona

Primero, habla con tu médico. No es necesario pasar por vergüenza; los profesionales están acostumbrados a tratar este tema. Según la causa, te recomendarán una de estas opciones:

  • Fármacos orales: Viagra, Cialis y similares actúan aumentando el flujo sanguíneo. Suelen ser la primera línea por su eficacia y seguridad.
  • Inyecciones o supositorios: En casos donde los comprimidos no funcionan, se pueden aplicar directamente en el pene.
  • Dispositivos de vacío: Un método mecánico que crea succión para inducir la erección.
  • Terapia psicológica: Si el factor mental predomina, la terapia cognitivo‑conductual o la consejería de pareja pueden ser decisivas.
  • Cambios de estilo de vida: Dejar de fumar, reducir alcohol, hacer ejercicio y controlar el peso mejoran notablemente la circulación.
  • Suplementos naturales: Algunos pacientes reportan beneficios con L‑arginina, ginseng o zinc, aunque la evidencia es limitada. Consulta siempre antes de combinarlos con medicación.

Lo más importante es no automedicarse. Un médico puede ajustar dosis y evitar interacciones peligrosas.

Si la DE es reciente, intenta reducir la presión. Un ambiente relajado, sin distracciones y con buena comunicación con la pareja ayuda a que el cuerpo responda mejor.

En casos crónicos, la combinación de tratamiento farmacológico y psicológico suele dar los mejores resultados. Cada hombre es distinto, así que la solución personalizada funciona mejor.

Recuerda que la DE no es un fracaso personal, sino una condición tratable. Con la información adecuada y el apoyo correcto, puedes recuperar una vida sexual satisfactoria.

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