Intoxicación por betabloqueadores: qué es, señales y qué hacer
Los betabloqueadores son fármacos que usamos para bajar la presión, controlar la frecuencia cardiaca y prevenir problemas del corazón. Cuando se toman en exceso, ya sea por error o a propósito, pueden provocar una intoxicación que ponga en riesgo tu vida.
Los síntomas aparecen rápido y suelen incluir mareos, visión borrosa, estreñimiento del pulso, caída de la presión y, en casos graves, bloqueo del corazón o paro respiratorio. No todo el mundo siente lo mismo, pero la sensación de cansancio extremo y la falta de aire son señales de alerta que no debes ignorar.
¿Cómo ocurre una sobredosis?
Una sobredosis puede suceder si consumes más pastillas de lo recetado, si mezclas el medicamento con alcohol o con otras drogas que también bajan la presión. También hay casos en los que personas con problemas hepáticos o renales no eliminan bien el fármaco y terminan acumulando una dosis peligrosa sin darse cuenta.
Los betabloques más comunes son el metoprolol, atenolol, propranolol y carvedilol. Cada uno tiene una dosis máxima diaria distinta, pero todos comparten el mismo riesgo: una caída brusca de la frecuencia cardiaca (bradicardia) y de la presión arterial (hipotensión). Si notas que tu pulso está por debajo de 50 latidos por minuto, es momento de actuar.
Qué hacer si sospechas una intoxicación
Lo primero es llamar al número de emergencias (112 en España) y describir lo que ha pasado. Mientras llegan los servicios, si la persona está consciente, haz que se recueste con las piernas ligeramente elevadas para favorecer el retorno de sangre al corazón. No le des café ni otras sustancias estimulantes, porque pueden empeorar la arritmia.
En el hospital, los profesionales pueden administrar glucagón, que ayuda a revertir los efectos del betabloqueador, o usar un dispositivo de extracción de sangre llamado membrana para eliminar el fármaco rápidamente. En casos críticos, se recurre a la ventilación mecánica y a medicaciones que aumenten la frecuencia cardiaca, como la atropina.
Para evitar una intoxicación, nunca compartas tus pastillas y guarda el medicamento fuera del alcance de niños y personas vulnerables. Sigue al pie de la letra la dosis que te indica el médico, incluso si te sientes mejor; dejar de tomarlo abruptamente también puede generar problemas.
Si sospechas que tu hijo o una persona mayor ha tomado una cantidad excesiva, no esperes a que aparezcan los síntomas. Lleva el envase del fármaco al hospital, así los profesionales sabrán exactamente qué sustancia están tratando.
En caso de una sobredosis accidental, la detección temprana y la intervención rápida marcan la diferencia entre una recuperación completa y lesiones graves. Mantener la calma, actuar con rapidez y buscar ayuda profesional son los pasos clave.
Después de la atención de urgencia, el médico programará controles de presión y ritmo cardiaco durante varias semanas. Es importante informar cualquier sensación extraña, como latidos irregulares o mareos persistentes, porque podrían indicar que el cuerpo aún está ajustando los niveles del fármaco.
Si los betabloques no son adecuados para ti, existen otras opciones para controlar la presión, como los inhibidores de la enzima convertidora o los bloqueadores de los canales de calcio. Consulta siempre con tu cardiólogo antes de cambiar de tratamiento.