Protocolo de urgencias: lo que necesitas saber en segundos

Cuando ocurre una emergencia, cada segundo cuenta. No basta con correr; hay que actuar con un plan claro. En esta guía te explico, sin rodeos, los pasos básicos que cualquier persona o profesional debería seguir para manejar una urgencia de forma segura.

Primeros minutos: evaluación y seguridad

Lo primero es asegurarte de que el entorno es seguro para ti y para la víctima. Pregúntate: ¿Hay riesgo de incendio, corriente eléctrica o sustancias peligrosas? Si la respuesta es sí, aleja a todos del peligro antes de tocar al paciente.

Una vez garantizada la seguridad, evalúa rápidamente el estado del paciente usando el método ABCDE: Aireación, Breathing (respiración), Circulación, Deficiencia neurológica y Evaluación de exposición. Este esquema te ayuda a identificar lo que más necesita atención en el momento.

Intervenciones clave según el problema

Si la Aireación está comprometida, abre las vías respiratorias y, si sabes cómo, administra respiración boca a boca o usa una máscara de ventilación. En caso de Respiración insuficiente, realiza respiraciones de rescate a un ritmo de 12‑20 por minuto y, si cuentas con un desfibrilador externo automático (DEA), sigue sus indicaciones.

Cuando la Circulación está en riesgo, revisa pulso y presión arterial. Si no hay pulso, inicia compresiones torácicas a 100‑120 por minuto y continúa hasta que llegue ayuda profesional. En hemorragias externas, aplica presión directa con un paño limpio y eleva la zona afectada.

Para la Deficiencia neurológica, evalúa la respuesta verbal y motora del paciente. Si no responde, coloca la posición lateral de seguridad para evitar que se ahogue con su propia lengua.

Finalmente, en la fase de Exposición, revisa todo el cuerpo en busca de lesiones ocultas, pero mantén la modestia y protege la temperatura corporal con mantas si hace frío.

Una vez estabilizado, llama al número de emergencias (112 en España) y brinda al operador toda la información: edad, síntomas, tiempo de inicio y cualquier medida que ya hayas tomado. Mientras esperas, mantén la calma y sigue monitorizando al paciente.

Recuerda que la práctica hace al maestro. Si puedes, realiza cursos de primeros auxilios y RCP; así sabrás con qué cuenta tu cuerpo bajo presión. No olvides revisar la caducidad de tu DEA y los suministros de tu botiquín cada seis meses.

En resumen, el protocolo de urgencias se basa en tres pilares: seguridad, evaluación estructurada y acción rápida. Sigue estos pasos y tendrás más posibilidades de salvar una vida, sea la que sea la urgencia que te toque enfrentar.